Detrás de una fotografía bonita, que nos entra por los ojos, hay muchos factores que han influido, como la ubicación, el vestuario, el atrezzo, la luz, la pose, la combinación de colores, la técnica y la edición de la foto.
Otro factor importante es la actitud de la persona que va a ser fotografiada. Está claro que los adultos tienen buena predisposición, puesto que es algo que ellos han elegido. En el caso de los niños, es diferente, no siempre les gusta hacerse fotos. Por lo general a las niñas les encanta y a los niños no tanto, aunque por mi experiencia, en el desarrollo de la sesión le van cogiendo el gustillo, se van soltando y al final les acaba gustando. Nunca hay que forzarles, ellos están guapos de todas formas, aunque estén serios, aunque no miren a cámara. Algunos papas se estresan porque piensan que los niños no colaboran todo lo que nos gustaría, pero para mí, eso no es un problema, es muy normal, ¡son niños¡ . Lo importante es que no nos vean nerviosos y no atosigarles. Como suelo dedicar bastante tiempo a la sesión, da tiempo suficiente para que ellos vayan cogiendo confianza y para captarles en muchos
gestos y expresiones bonitas.